Taller de escritura en las jornadas culturales
Te queremos, papá
El repicar de las campanas de la iglesia
desgarraban el silencio de aquella agradable tarde de primavera mientras tres
figuras recorrían las calles sin rumbo aparente. Eran los tres hermanos
aquellos: Alex, Oli y Pedro-Eduardo, los tres adoptados por aquella excéntrica
familia que residía a las afueras del lugar. Alex, con su largo pelo negro y
liso, charlaba animadamente con su hermano Oli, apenas un año mayor, pero de
facciones más soñadoras e infantiles. Pedro-Eduardo, de origen francés, daba saltos
como un loco y se subía por doquier.
Llevaban toda la tarde de tienda en tienda,
pero no habían encontrado lo que buscaban. El día del padre se acercaba, y
habían decidido que lo mejor sería una corbata de color azul cielo, que hacía
juego con los ojos de su padre.
Ya habían entrado a todas las tiendas, sólo
les quedaba una. Pedro-Eduardo empezaba a quejarse de que le dolían los pies y
quería ir a casa.
Entraron por la puerta de cristal, y unas
campanitas avisaron de su presencia al dueño de esta librería. Alex preguntó
amablemente por una corbata azul cielo, pero el librero, confuso, señaló a su
alrededor, a los estantes repletos de libros. Les sonrió como disculpándose,
cuando Pedro-Eduardo señaló la corbata que llevaba puesta el librero, gritando
que sería perfecta para papá. Lentamente, el librero se la quitó, la enrolló y
se la dio a Oli. Todos conocían la historia de los hermanos.
Cuando volvieron a casa, saludaron a su madre.
Pedro-Eduardo gritó excitado que tenían regalo para el día del padre. Una lágrima
solitaria rodó por la mejilla de la mujer, antaño hermosa, pero la vida había
endurecido sus facciones.
Tomó la corbata que le tendía su hijo y la
colocó con infinito cuidado junto a la imagen de un hombre hermoso, vestido con
el uniforme militar. La última foto de su padre antes de que se lo tragara la
guerra.
Por: Anabel Prieto, Jessica Alzate y Carolina Moral
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