Fui el joven engreído que alardea
de padre dios del sol, de su carruaje
de blancos alazanes, del viaje
que en torno al mundo solo un día emplea,
noticia y desafío en la asamblea
de mis amigos, y de tal lenguaje
nació el proyecto de mi coraje
en el carro del astro auriga sea.
Me elevé entre los picos de la sierra,
volé tan bajo que abrasé la tierra,
y tan alto volé que quedo helada,
por no lograr control de la cuadriga.
Zeus lanzó su rayo, y me castiga,
por petulante, a muerte anticipada.
ResponderEliminar(versos 179-193, Égloga III, Garcilaso de la Vega)
''Climene, llena de destreza y maña,
el oro y las colores matizando
iba, de hayas una gran montaña,
de robles y de peñas variando;
un puerco entre ellas de braveza extraña,
estaba los colmillos aguzando
contra un mozo; no menos animoso,
con su venablo en mano, que hermoso.
Tras esto el puerco allí se vía herido
de aquel mancebo por su mal valiente,
y el mozo en tierra estaba ya tendido,
abierto el pecho del rabioso diente;
con el cabello de oro desparcido
barriendo el suelo miserablemente,
las rosas blancas por alí sembradas
tornaba con su sangre coloradas.
Adonis este se mostraba que era,
según se muestra Venus dolorida,
que viendo la herida abierta y fiera,
estaba sobre él casi amortecida.
Boca con boca coge la postrera
parte del aire que solía dar vida
al cuerpo, por quien ella en este suelo
aborrecido tuvo al alto cielo"