SONETO DE PERSÉFONE
Gentil mujer en pastoril ambiente,
con las amigas recogiendo flores,
pero reina de hierro, que sudores
y pánico provoca en piel y mente.
¿Cómo la joven grácil, inocente,
florece en sombra, es génesis de horrores,
y regresa a dulzuras anteriores,
para volver al látigo inclemente?
¿Y quién puede vivir con esta doble
realidad de caricia y de mandoble,
susurro y grito, beso y martillazo?
Sólo quien compagina infierno y tierra.
Amar es a menudo estar en guerra
con quien abre la puerta y da el portazo
Lucia Ponte
Elisabeth García
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